La librería ShowOffice se sumó este año a la campaña «Vuelta al cole, en el hospital» y donó 180 kits escolares que fueron entregados ya a los directivos de la escuela hospitalaria que funciona desde hace 69 años dentro del Hospital de Niños «Sor María Ludovica», además de otros 70 kits para ser distribuidos entre los niños alojados en la Casa Ludovica.

Por cada cada compra realizada en cualquiera de sus dos sucursales, y cuyo monto superara los mil quinientos pesos ($ 1500), el comercio se comprometió a donar un kit escolar a la Fundación Ludovica.

Cada kit está compuesto de 10 artículos: cuaderno rayado de 24 hojas, lápiz negro, lapicera azul, marcador verde, sacapuntas, regla, tijera, 6 crayones de cera, goma de borrar y 12 lápices de colores.

Los compradores tuvieron la oportunidad de plasmar sus nombres en una etiqueta pegada en la bolsa que envuelve los útiles, lista para ser recibida por los alumnos de la escuela hospitalaria.

Desde la Fundación Ludovica agradecemos especialmente a los directivos de la empresa, por implementar esta campaña solidaria. Y también a los platenses que colaboraron con su compra.

¡Muchas gracias a todos!

«VUELTA AL COLE, EN EL HOSPITAL»

Hasta el jueves 15 de marzo, la Fundación Ludovica sigue con su tradicional campaña de donación de útiles escolares para la Escuela «Carlos Cometto».

Las donaciones de productos nuevos pueden acercarse a la sede de la fundación, en la calle 14 entre 64 y 65, de lunes a viernes en el horario de 9 a 16 horas.

«Nuestra función es garantizar el derecho a la educación en los momentos de tránsito del niño en situación hospitalaria», explica Lidia Chiappino, directora de la escuela.  En la institución, los docentes trabajan con niños de todas las edades: desde los primeros días de vida hasta los 3 años, en atención temprana del desarrollo infantil; y a partir de allí, en el nivel inicial, primario y secundario.

Los productos de librería requeridos son:

La escuela fue creada hace 69 años, cuando un grupo de médicos advirtió que debido a un importante brote de poliomielitis los niños no estaban recibiendo educación. Desde entonces, los docentes realizan acreditaciones, boletines y comunicaciones permanentes con las escuelas de origen.

Los alumnos son todos los pacientes del hospital que están internados por diferentes problemas de salud en las salas, con el permiso médico y las normas de bioseguridad (tanto para los niños como para los docentes).

El trabajo es personalizado e individual y está enmarcado dentro de los contenidos curriculares de todas las escuelas de la provincia. Las maestras, que están especializadas, comienzan el día en la sede escolar, preparando sus canastas con todos los materiales que van a necesitar sus alumnos. Y desde allí se trasladan a las salas correspondientes.

Como dice Lidia, las clases de la escuela hospitalaria no son sólo para aprender: «es lo único que les queda de la rutina, porque pierden sus amiguitos, sus compañeros, la casa, el ir y venir con la mochila… En este contexto, la escuela los resignifica a ellos, les otorga mayores defensas para su salud. Los chicos saben que van a tener una nota, que no van a perder el año. Y eso los tranquiliza a ellos y a sus padres».

 

      

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