Ante la llegada del verano, los días de alta temperatura y humedad pueden transformarse en un gran riesgo para la salud por lo que es necesario estar atentos y tomar las medidas necesarias de prevención.

Cuando hace mucho calor, el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura y ésta puede elevarse (más de 37° medida en la axila) por deshidratación, agotamiento del mecanismo natural del sudor y desajuste del centro cerebral que controla la temperatura corporal. Si esto ocurre, sobreviene el agotamiento por calor y de persistir, más grave aún, el golpe de calor.

Para evitar esta situación se recomienda:

Cuidar la hidratación y la alimentación:

Dar a los niños agua o jugos naturales en forma frecuente sin esperar a que los pidan.

Darle el pecho más seguido a los lactantes.

No ofrecer bebidas con cafeína o azúcar en exceso.

No ofrecer bebidas muy frías (causan dolor de estómago).

No ofrecer líquidos o comidas calientes o pesadas.

 

Buscar diferentes maneras de refrescar el cuerpo:

Bañarlos o mojarles todo el cuerpo con frecuencia.

Proponer actividades tranquilas y evitar juegos que los hagan transpirar demasiado.

Evitar que estén expuestos al sol, menos aún en horario del mediodía o a la tarde temprano.

Si deben estar bajo el sol, ponerles sombrero de ala ancha, usar protectores solares (factor 15 o mayor) y hacer frecuentes descansos a la sombra.

Procurar que permanezcan en los lugares más frescos y ventilados.

Si están en casa, usar ventiladores teniendo en cuenta que no son suficientes para refrescar cuando la temperatura ambiente es muy elevada.

Vestirlos con ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros o mejor aún, desvestirlos.

Nunca los deje dentro de un vehículo estacionado y cerrado.